Quién soy

Mi foto
Punta del Este, Maldonado, Uruguay
Escritor porque escribo, aunque no publique más que éstas piedrecitas que, como Pulgarcito, voy dejando en el camino. Eso es todo.

viernes, 25 de marzo de 2011

Luna de Marzo

Es un lugar común, quizá cierto, que una imagen vale más que mil palabras. Me serán necesarias dos mil entonces, porque de imagen carezco para mostrar, apenas tengo de ella la que está grabada por mi retina, incorporada en esa razón de vivir que son los recuerdos de lo vivido.
Estoy hablando de la Luna, aclaro. Que no se sienta olvidada, desplazada, menospreciada, tan sólo porque no haya dejado constancia escrita de mi renovada admiración cuando ella, como cada cuatro semanas, decidió mostrar su más amplia sonrisa. Que no piense es una lisonja sin razón, que quienes le canten cuando está plena, a ella han de sobrarle siempre. Más ahora quiero ser yo quien lo haga, cuando las voces del plenilunio tienden a perderse, tras la cortina de las noches devenidas en días pasados.
Cuando el Sol hace ya tres horas se ha ido a dormir tras el irregular trazo del horizonte de las arboledas teñidas de verde noche, me he apostado en la margen oriental del adormecido río, estremecido por el fresco que sube desde las aguas rumorosas que bajan mansas, a la espera que el tenue resplandor, que apenas se anuncia encima del monte, interminable manto de sarandíes y sauces, palmeras y juncales, coronillas y espinillos que por la otra orilla circunda sus aguas, deje de serlo para despuntar una luna de oro, con la mitad de su cara cubierta con un azulado velo, cual misteriosa dama nocturna.
En el instante ello ocurre, la Naturaleza toda parece rendirse ante su belleza y la alegre danza que fue el crepúsculo se torna en dulce vals, en la que, a la música de las rumorosas aguas y la tierna brisa que peina los encopetados árboles, se suma la sinfonía de estrellas de un cielo brillante como si de millones de diamantes estuviera vestido. La Vía Láctea, desde la Cruz del Sur en un extremo a las Tres Marías en el otro, le marca el camino que ella, la Reina de la noche, hará durante las horas que dure su baile entre estrellas.
Ver Venecia y morir, cantó algún Poeta. Ver la Luna de Marzo, subiendo en ocres y oros desde el horizonte del monte, mirándose en el espejo de las aguas del río, mudo de admiración y frío de envidia, más que morir, invita a vivir en la expectación de volver a gozar de tal privilegio.

4 comentarios:

  1. Lindo, en verdad es un privilegio ver esta Luna hechicera, que nos inspira. Muy bueno tu escrito, un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Sabes Jorge: la luna se convirtió en mi confidente tras la partida de mi madre. ¡Bendita Luna!. Gracias a ti en su nombre.

    ResponderEliminar
  3. A O.F., gracias mil por estar siempre y por compartir embrujos y hechizos con nuestra adorada Luna. Un beso.

    ResponderEliminar
  4. A Corazón, bendita Luna si, refugio de confidencias, desdichas y amores. El agradecido soy yo. Beso.Jorge

    ResponderEliminar