
Escrito entre las brumas de un ánimo que hoy, cuando el sol parece asomar, no es el mismo…
Y mis manos se han quedado sin palabras
que inútiles esperan ser escritas,
y no podrán serlo en los tiempos yermos
del duro invierno, cuenco de frías lágrimas.
*
Y miro al Sol pálido que me ciega
pensando en ayeres que ya no son,
evocando mañanas que quizás ya no sean,
en el fugaz vuelo del presente sin respuestas.
*
Y no podré imaginar sonrisas que fueron,
y no podré oír esos “te quiero” encantados,
ni podré ver ya más tus ojos negros
tras mis sueños blancos.
*
Y el tañer de las campanas,
y el rumor sordo de las olas,
y el canto de las alondras azul claro,
no llegarán nunca a tu mirada que se escapa.
*
Porque para llegar a ti, mi amada
un mísero tajo de agua, será la Mar
y meros guijarros, serán altas montañas
que pondrán imposibles entre mis deseos,
huecos de sueños muertos, en la espera que sangra.
*
Y si hay -al fin- para el amor un mañana,
será tan sólo una luz en la oscura noche
del desaliento que me atormenta y gana,
sin esperanzas de nuevos amaneceres
que pongan luz donde las tinieblas,
oh malditas! campean a sus anchas.
*
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