Quién soy

Mi foto
Punta del Este, Maldonado, Uruguay
Escritor porque escribo, aunque no publique más que éstas piedrecitas que, como Pulgarcito, voy dejando en el camino. Eso es todo.

domingo, 17 de marzo de 2013

Diálogos Celestiales: Crónicas de cuando los neo-populistas llegan al Cielo


Son las 17 horas del 5 de Marzo y a las puertas del Cielo, enormes y etéreas, como flotando en el aire carente de sustancia, ha llegado el Comandante. Allí no hay nadie que le reciba ni cartel que diga qué hacer, únicamente un enorme aldabón con forma de aro, al cual el recién llegado debe aferrarse para llamar a quien quiera que sea que esté del otro lado de la puerta. Es que el Comandante ha tenido un largo viaje, muy accidentado; cuando estaba para partir siempre aparecía alguna cosa que intentaba retenerlo. Para peor, hacía mucho tiempo que él sabía le habían sacado el boleto para el viaje, pero lo fue demorando todo lo que pudo, aunque haya sido a costa de dolores sin cuento.
Ahora al fin ha llegado y está llamando a la puerta, ansioso por saber qué o quienes estarán esperándole, suponiendo como supone la noticia de su viaje se ha de haber desparramado por todo el cielo y habrá millones de almas esperando para verle. Toca una vez y el sonido, cantarín y juguetón, sale brincando entre nubes hasta perderse en los confines del reino. Aguarda un momento sin que haya tenido respuesta y cuando, impaciente, va a golpear una segunda vez, la enorme puerta comienza a girar lenta y pesadamente, dejando ver una especie de camino empedrado de nubes, al final de cuyo recorrido hay tres puertas, una junto a la otra, una más grande al centro y las dos restantes, a derecha e izquierda, del mismo tamaño, tan lejanas que no alcanza a ver qué dicen los carteles que cuelgan de ellas. A su frente, un gigante barbado, vestido únicamente por una túnica blanca que se confunde con las nubes, le examina de arriba abajo y le ordena pasar.
-Yo soy el Comandante…comienza a esbozar el recién llegado, mientras atraviesa el enorme portalón, pasando junto al gigante que le deja a él, tan luego, pequeñito a su lado.
-Sabemos quién es usted…lo sabemos todo…le dice el gigante…hace tiempo le esperábamos pero al parecer le han estado demorando.
Usted…es San Pedro? , alcanza a preguntar el Comandante, aprovechando el silencio del gigante barbado.
Jajaja!...se carcajea él, pero nooo, ¿cómo se le ocurre? Él no atiende a nadie personalmente, yo soy el encargado de conducirle a donde esté dispuesto en cada caso. Vea, Hugo, déjeme decirle algunas cosas antes de seguir el camino…le voy a llamar por su nombre porque acá no hay grados ni jerarquías entre quienes llegan, entiende? Lo de Comandante se queda allá abajo…, ahora me va a acompañar a la puerta del medio. Es la del Purgatorio, y a cada lado, esas puertas más chicas, ¿las ve?, bueno, la de la derecha es la que lleva al Paraíso y la de la izquierda es la del Infierno – qué paradoja, no? ustedes allá abajo utilizan eso de derecha e izquierda también- , el Infierno le decía…Dios me libre y guarde…espero no le toque ir allí, dicen cosas muy feas de ése lugar.
A ésta altura del monólogo recitado por el anfitrión, el alma del ex comandante anda ya bastante nerviosa, desacostumbrada a recibir órdenes, hacerle esperar, cosas ésas para las que no lo prepararon.
Cuando llegan ante la puerta del medio, en cuyo centro cuelga un cartel indicando, en todas las lenguas posibles, que allí es el Purgatorio, a donde vaya uno a saber por qué ha sido asignado cuando él estaba seguro le correspondía la del Paraíso, sin más trámite, que, suponía sin mucho asidero, debería estar a la izquierda y no a la derecha como acaban de informarle.
-Pase Hugo…le dice el gigante en el momento que le franquea la puerta. Tras ella se abren una serie de compartimientos, todos siguiendo una ondulante línea hasta perderse en el horizonte celeste. –Como ya estábamos avisados que estaría llegando hicimos los preparativos para asignarle su lugar…es el primero a la izquierda…pase usted…tendrá por compañía a un viejo amigo suyo lo que le va a hacer más llevadera la espera, que de aquí uno sabe cuándo entra pero nunca cuándo se sale…vaya a saber…los tiempos del cielo no son los de allá abajo, aunque por lo que sé ustedes también tienen algunos de ésos que los encierran y nunca saben cuándo van a salir no? le dice el barbado guiñándole un ojo e indicándole al huésped que espera, los que momentáneamente les pone – al barbado y al huésped- en igualdad de condiciones en lo que a ojos se refiere.
El que espera y sale a recibirle, con una media sonrisa entre alegre y amarga no es otro que su querido, su dilecto y entrañable hermano camarada compañero Néstor…allí está con la mirada extraviada envolviéndolo en un prolongado abrazo.
-Hugo!!!
-Néstor!!!
El abrazo se prolonga, ambos ocultan el llanto que les recorre el alma despojada de cuerpo, apenas una ilusión que les da forma e identidad a sus propios ojos.
-Hugo, hermano, qué pena hayas tenido que venirte, con todo lo que nos quedó por hacer allá abajo, pero por otro lado me alegro tanto! Si tendremos para conversar…con el tiempo que llevo aquí sin poder hablar con nadie…esperando nada más…
-Néstor, qué sorpresa! Con Cristina te hacíamos en el Paraíso desde el primer minuto…pero qué injusticia, chico…cómo te van a tener aquí…esto tiene que ser un error…ya mismo voy a exigirle al barbudo éste que nos lleve con San Pedro…estoy seguro que cuando nos vea y sepa quiénes somos nosotros de inmediato nos hace llevar al Paraíso, en limusina y con habitaciones presidenciales, faltaba más
-Mirá ché Hugo, lamento desilusionarte, pero las cosas son más complicadas por aquí…yo ya he tenido que ir a audiencia como una docena de veces…apenas me dejan hablar, no me permiten nombrar abogados – dice que acá nada tienen que hacer- y lo peor es el Fiscal…nos quiere para él y está haciendo todo lo posible para mandarnos al Infierno…
-Pero Néstor, que eso no puede ser, chico! A ver quién ese tal Fiscal, que tú y yo sabemos de métodos infalibles para solucionar éstas cosas, no? Me extraña de ti que lo hiciste tan bien allá abajo y ahora te dejas manosear por un fiscalito de tres al cuarto…
-Es el Demonio…Hugo
-Será todo lo demonio que quiera…pero no hay uno de ésos que no tenga precio…y si no funciona, nosotros conocemos otros métodos más expeditivos, no? le apura Hugo.
-No Hugo, no, no has entendido…te digo que el Fiscal es Lucifer…Luzbel…Mefistófeles… Satanás pues…¡el Diablo mismo!, el propio que nos quiere asar…
-Pero...pero, y por qué? balbucea Hugo, presa del desconcierto…pensando a toda máquina…por aquí debe haber andado Míster Danger metiendo la cola…ya se sabe, con los billetes del Imperio son capaces de comprar al mismísimo Diablo…
-No sé Hugo, no lo sé querido amigo, yo hace tiempo que no pienso en otra cosa…si yo estaba seguro que iba directo…pero bueno, parece que acá las cosas son distintas…me han dicho tantas cosas…como que de lo que hayamos dado allá abajo nos tocará el doble aquí y lo que hayamos negado, lo mismo…el doble…y viste? acá, entre nosotros, algún pecadillo cometimos no?...a algunos mandamos dársela, aunque bien merecido lo tendrían por fachos y reaccionarios, digo yo! Ahora que eso no cuenta…no hay justicia hermano!
-Ah no! exclamó Hugo…eso sí que no…yo por lo menos tengo que estar a la derecha del Libertador, ni hablar de menos…ya mismo vamos a exigirle al barbado nos lleve con San Pedro así aclaramos éste malentendido…otra cosa no puede ser…
Inútil la rebatiña del ex comandante, porque del gigante no quedan ni rastros. En ese despojado cubículo, donde el tiempo parece haberse congelado, no queda nadie más que él y su amigo Néstor, al que un aire de tristeza y resignación parecen haberle teñido la expresión; nada más lejos de aquél formidable autoritario que supo ser allá abajo…¡joderse con la muerte! Mira tú en qué nos convierte…y todavía a esperar como si fuéramos cualquier piojo…
-Sí, Huguito querido, lamento decirte que es así…no tenemos derecho a nada…mira, cuando llegué acá quise ver alguna gente amiga que yo suponía deberían estar ya en el Paraíso o camino de él…pedí ver al Che, bueno, pregunté por Ernesto claro está…por el General, Juan Domingo claro!...tampoco…me ignoraron…a lo sumo el propio Diablo me guiñaba un ojo – que no sé si no se estaba burlando de mí, por lo del ojo, viste?- y me decía que no podía asegurarlo porque en sus dominios cada vez tenía más gente…de los más encumbrados…pero que le sonaban esos nombres…así que tú ves por dónde va la cosa…Pero bueno, mientras esperamos contame…¿qué es del hermano Fidel? ¿Cuándo viene?
-Pahh…mirá Néstor…no sé…después de lo mío no sé si se va a querer encontrar conmigo…ése parece haber hecho algún arreglo directo con el Fiscal porque cualquiera diría que piensa quedarse allá abajo por los siglos de los siglos…para mejor se aprovechó de mi estado y me impuso al platanote a cargo de mi reino…ya ves tú a dónde iremos a parar…tú por lo menos dejaste a Cristina…¡qué mujer hermano! No hay con qué darle…los tiene locos a todos…bueno…los tenía porque ahora, cuando venía para acá me enteré de una muy mala noticia…ya sabrás tú…
-Qué?...lo del traidor Garzón que anda queriendo ocupar mi lugar ya sabes dónde? preguntó – rencoroso- Néstor.
-No, no, peor Néstor, mucho peor…el que manda acá nombró nuevo representante allá abajo…y a qué no sabés qué? puso un argentino!!!
-¡¡¡Argentina nomá pa todo el mundo!!! saltó de gozo Néstor, echando mano a la albiceleste que creía llevar puesta todavía…¡Ar-gen-ti-na!…¡Ar-gen-ti-na! que no ni no…somos los más grandes…Gardel, Maradona, Perón y el Che…y ahora un Papa?
-Sí Néstor, Papa argentino sí, pero a qué no sabes quién?, preguntó – misterioso- Hugo
-A ver…dejame pensar..nooo? Nooo!!! Bergoglio!!!
-El mismo, Néstor, el mismo…que cuando me enteré me quería morir, pero claro, llegó tarde porque ya me había muerto…fijate que la bestia de Nicolás llegó a decir que yo había intercedido para que lo nombraran…se precisa ser subnormal para mandarse semejante estupidez…ja! El predilecto de Fidel…
-Pero ché Hugo, no puede ser! Y el resto de los hermanos revolucionarios no hace nada?
-Qué van a hacer…manga de inútiles se la pasan lagrimeando…del Evo mejor ni te cuento porque es para llorar…ya ves…los únicos que siempre caen parados son nuestros hermanos los hermanos de la isla…con amigos como ésos quién precisa de enemigos y yo, fíjate por dónde, que me creía muy vivo, me vine a entregar en sus brazos, enterito y desnudo…te juro que cuando me abrazó el diablo viejo me acordé de la historia del Judas y el beso a Jesús…bueno…ahí estuvo bueno, me encerraron y de ahí para acá fue un viajecito sin retorno…- monologaba Hugo- pero decime Néstor, y ahora qué hacemos? Tenemos que hablar con Él sin intermediarios, estoy seguro que voy a convencerlo que nos mande a la mejor suite…
-Pues hermano Hugo…no sé…no quiero desanimarte pero verlo a Él es imposible y hablar todavía más…para mejor te tengo otra muy mala noticia…
-Qué Néstor, qué más?
-Del Diablo, parece que dos por tres hace arreglos con Él, directos…no sé, pero se dice por aquí que cuando Él se quiere quedar con alguna almas, le entrega dos o tres de peces gordos como nosotros al Diablo y a cambio Lucifer le permite llevarse unas cuantas para su bendito Paraíso…yo la veo fea hermano…!qué querés que te diga¡…si por lo menos pudiéramos llamar a un referéndum ya nos arreglaríamos no? Pero acá no corre…así que a esperar…
-Néstor, hermano del alma…¿tú estás sintiendo olor a quemado como yo?...
Cuando ambos amigos discurrían de tal suerte, el Diablo metió su cola y nos cortó la señal, así que lo que haya seguido sucediendo con ambos no lo sabremos ya, a menos que podamos comunicarnos otra vez, cosa difícil de suponer habida cuenta los estragos que andan sucediendo por sus, ahora, pasados dominios terrestres.
(Continuará…)

No hay comentarios:

Publicar un comentario